sábado, 9 de abril de 2016

RESEÑA: El Juguete Rabioso - Roberto Arlt




Autor: Roberto Arlt
Título Original: El Juguete Rabioso
Editorial: Losada
Páginas: 135
Categoría: Drama. Adolescencia







El protagonista es Silvio Astier, un adolescente que vive como una gran humillación su pobreza. Intenta escapar, constantemente,  de ésta con varios intentos tratando de no hundirse en el pesimismo.
Vive en un ambiente saturado de varios personajes siniestros y ruines, por demás, también está sumergido en situaciones desesperadas y absurdas, siendo objeto del desprecio, indiferencia e intolerancia a su alrededor, tratando de emerger en el medio de una sociedad agobiante.







Éste es un libro semiautobiográfico, escrito por, Roberto Arlt, es primero que logró publicar. 

El autor elige contarnos ciertos hechos, desde el punto de vista del protagonista llamado Silvio Astier, un joven adolescente que a lo largo de la novela, intenta evadir su realidad de pobreza realizando diversas actividades para ganar fortuna que, mayormente, se le hacen truncas . 

Ciertamente las situaciones que vive Silvio son muy similares a situaciones que el propio autor sufrió/vivió.
Si no saben nada acerca de la vida del autor, R. Arlt, cuando lean un poco acerca de su vida notaran que es bastante "basado en hechos reales del autor". 


El protagonista, Silvio, es un joven muy listo pero que ya no asiste a la escuela, por lo que es presionado a salir al mundo a buscar trabajo ya que dinero para mantenerse no hay. Vive en una casa en la que nada sobra, junto a su madre y su hermana. Su padre se ha suicidado y él vive con suma amargura el vivir rodeado de miseria y pobreza. La novela, en su totalidad, nos muestra sus esfuerzos por tratar de autosuperarse y mejorar su situación económica.


EL MUNDO DEL TRABAJO


El trabajo infantil era moneda corriente en esa época y aún más en las clases sociales bajas. Estamos hablando de inmigrantes que llegaron para trabajar y salvarse de problemas económicos en sus respectivos países, saben que el nuevo país les puede dar más cosas que lo que podían sus orígenes, pero tampoco será dadivoso ciegamente. Si el dinero no alcanzaba los niños trabajarían, si se pudo poner un negocio propio se pondría a los hijos a trabajar y así ahorrar sueldos.


Otro de los temas con el trabajo infantil es que no solo requiere de un esfuerzo físico nuevo para el niño, con un cuerpo menor, en tamaño y fuerza, para hacerlo, sino que, como queda demostrado por entero con esta novela, crea problemas profundos en el niño porque se le hace creer que ese será su universo, esa será toda su vida. Silvio debe salir a trabajar para que la hermana puede terminar de estudiar, la madre puede pagar por uno pero no por dos en casa.

Cuando cumplí los quince años, cierto atardecer mi madre me dijo:    (...)     —Tenés que trabajar, Silvio.  —¿Trabajar, trabajar de qué? Por Dios… ¿qué quiere que haga…? ¿que fabrique el empleo…? Bien sabe usted que he buscado trabajo.  Hablaba estremecido de coraje; rencor a sus palabras tercas, odio a la indiferencia del mundo, a la miseria acosadora de todos los días, y al mismo tiempo una pena innominable: la certeza de la propia inutilidad.Mas ella insistía como si fueran ésas sus únicas palabras.—Tenés que trabajar. —¿De qué?… a ver ¿de qué…?Maquinalmente se acercó a la ventana, y con un movimiento nervioso arregló las arrugas de la cortina. Como si le costara trabajo decirlo —En «La Prensa» siempre piden… —Sí, piden lavacopas, peones… ¿quiere que vaya de lavacopas?—No, pero tenés que trabajar. Lo poco que ha quedado alcanza para que termine Lila de estudiar. Nada más. ¿Qué querés que haga?Bajo la orla de la saya enseñó un botín descalabrado y dijo—Mira qué botines. Lila para no gastar en libros tiene que ir todos los días a la biblioteca.¿Qué querés que haga, hijo?Ahora su voz era de tribulación. Un surco oscuro le hendía la frente desde el ceño hasta la raíz de los cabellos, y casi le temblaban los labios.—Está bien, mamá, voy a trabajar.

Debido a la falta del padre para trabajar él se encuentra en la obligación de trabajar, y aunque no es tanto para ayudar a la casa, es para poder mantenerse él, para sobrevivir. Una podría pensar “ bueno, tampoco es tan chico, tiene entre catorce y dieciséis años ”, pero sigue siendo menor y al mismo tiempo su madre ha elegido mantener a su hermana, hay un sentido de orfandad porque su padre ha decidido dejarlos suicidándose, y al mismo tiempo su madre ya eligió por su hermana, decidió el cuidado de ella únicamente, por lo que nadie parece preocuparse por él. 

Así que al trabajo infantil hay que agregarle los problemas de la familia, lo que él siente en su fuero interior, la sensación de desamparado, de orfandad para entender este punto.


  LOS HÉROES DE LA INFANCIA


Siendo el dinero lo más nombrado y necesitado en toda la novela, no es extraño que uno de los sueños de infancia, del protagonista, sea el fácil acceso y toma del mismo. Tenemos al inicio de la novela, en el primer capítulo llamado “ Los ladrones ” a un joven Silvio Antier de catorce años, no tan consciente de la vida (por lo menos en cuanto al esfuerzo del trabajo) pero que sí tiene nociones sobre las necesidades, la pobreza y la ambición. 

Los sueños. La admiración por los ladrones y bandoleros es lo primero que se conoce acerca del protagonista.
Así conocemos al zapatero que le comenta de las grandes hazañas hechas en España por bandoleros:


Cuando tenía catorce años me inició en los deleites y afanes de la literatura
bandoleresca un viejo zapatero andaluz que tenía su comercio de remendón junto a una ferretería de fachada verde y blanca, en el zaguán de una casa antigua en la calle Rivadavia entre Sud América y Bolivia.
 Decoraban el frente del cuchitril las polícromas carátulas de los cuadernillos que narraban las aventuras de Montbars el Pirata y de Wenongo el Mohicano. Nosotros los muchachos al salir de la escuela nos deleitábamos observando los cromos que colgaban en la puerta, descoloridos por el sol.
(…)

  Solía echar algunos parrafitos conmigo, y en tanto escogía un descalabrado botín entre el revoltijo de hormas y rollos de cuero, me iniciaba con amarguras de fracasado en el conocimiento de los bandidos más famosos en las tierras de España, o me hacía la apología de un parroquiano rumboso a quien lustraba el calzado y que le favorecía con veinte centavos de propina.


En este primer capítulo del libro vamos siguiendo la vida de Silvio quien se hace amigo de Enrique Irzubeta -un joven conocido en el lugar por buen falsificador y porque su familia le debe dinero a todo el mundo-, luego los veríamos sumar al grupo a Lucio, y así, todos ellos, formarían El Club de los Caballeros de la Medianocheun grupo que se encargaría de robar y formar grandes hazañas como los bandoleros o los ladrones famosos. 

Éstos ladrones, bandoleros -personajes famosos por obtener grandes botines de maneras grandiosas/legendarias- son los héroes a los que siguen estos jóvenes, pero en el momento en que ellos (Silvio, Enrique y Lucio) se arriesgan más tratando de hacer lo mismo y casi son atrapados caen en la cuenta de las dificultades que ésa vida conlleva y terminan allí con sus aspiraciones. Sienten que no tiene sentido el riesgo al que les lleva esa vida, el fracaso jamás es opción en ese estilo de vida, siempre es ganar, o por lo menos lo es en sus cabezas. Es una fantasía de niños, pero en el momento en que lo quieren llevar a cabo y casi son atrapados caen en la cuenta de que solo es un maravilloso sueño, una forma de vida arriesgada y con consecuencias desagradables y que las posibilidades de ser descubiertos son demasiado grandes.


Es por todo esto que sienten que aquellos, a quienes se les hacía tan fácil esta vida de bandoleros, son el ideal:  de los que consiguen el dinero fácilmente y al mismo tiempo se lo quitan a los ricos (perciben un sentido de justicia doble), es una deshonra el trabajo duro y de explotación, más si se hizo la otra vida y hasta cierto punto se ganaba bien y se sentían plenos. Esto también es lo que sucede cuando, en su primer trabajo en una librería, Silvio trabaja para un italiano, y una cosa es verse sometido a pedidos o trabajos entre cuatro paredes (sin testigos de la deshonra que él siente a cada momento) y otra es salir a la calle y que los demás miren cómo le tiene que servir a una señora escandalosa en sus formas.

Entristecido salí tras él con la canasta, una canasta impúdicamente enorme, que golpeándome las rodillas con su chillonería hacía más profunda, más grotesca la pena de ser pobre.
  —¿Queda lejos el mercado?
  —No, hombre, acá en Carlos Pellegrini —y observándome cariacontecido dijo:
—Parece que tenés vergüenza de llevar una canasta. Sin embargo el hombre honesto no tiene vergüenza de nada, siempre que sea trabajo.
  Un dandy a quien rocé con la cesta me lanzó una mirada furiosa; un rubicundo portero uniformado desde temprano con magnífica librea y brandeburgos de oro, observóme irónico, y un granujilla que pasó, como quien lo hace inadvertidamente, dio un puntapié al trasero de la cesta, y la canasta de un rojo rábano, impúdicamente grande, me colmaba de ridículo.

  ¡Oh!, ironía, ¡y yo era el que había soñado en ser un bandido grande como Rocambole y un poeta genial como Baudelaire!



 EL CORAZÓN DE LA CALLE

Nos encontramos con varios diálogos con solo la intervención del autor para describir al personaje con el que habla Silvio o el lugar en el que transcurre, donde respeta la fonética de lo dicho para preservar la veracidad de los personajes, para identificarlos, clasificarlos y al mismo tiempo entender desde donde se nos está diciendo todo esto, no existe el filtro del autor sino una demostración lo más fidedigna posible.


     El ejemplo del habla de un español:

Así, entregándome la historia de la vida de Diego Corrientes, decía:  —Ezte chaval, hijo… ¡qué chaval!… era ma lindo que una rroza y lo mataron lo miguelete…  Temblaba de inflexiones broncas la voz del menestral:  —Ma lindo que una rroza… zi er tené mala zombra…  Recapacitaba luego:  —Figúrate tú… daba ar pobre lo que quitaba ar rico… tenía mujé en toos los cortijo… si era ma lindo que una rroza…


 El ejemplo del habla de los italianos:


Con desesperación que le hinchaba la garganta, ella le arrojó estas palabras pesadas, salitrosas:  —Yo te levanté… ¿Quién era tu madre…? sino una «bagazza» que andaba con todos los hombres. ¿Qué has hecho de mi vida vos…?  — ¡María, cállate! —respondió con voz cavernosa don Gaetano.  —Sí, ¿quién te sacó el hambre y te vistió?… yo… «strunsso»… yo te di de comer —y la mano de la mujer se levantó como si quisiera castigar la mejilla del hombre.  Don Gaetano retrocedió tembloroso.  Ella dijo con amargura en que temblaba un sollozo, un sollozo pesado de salitre:
  —¿Qué has hecho de mi vida… puerco? Estaba en mi casa como clavel en la maceta, y no tenía necesidad de casarme con vos, «strunsso»…


El ejemplo del habla de la calle o de la clase baja:

Decía el Rengo con melancolía:  —¡Sí, me acuerdo! Yo era un pibe. Siempre estaban en la esquina de Méndez de Andés y Bella Vista, recostados en la vidriera del almacén de un gallego. El gallego era un «gil». La mujer dormía con otros y tenía dos hijas en la vida. ¡Sí me acuerdo! Siempre estaban ahí, tomando el sol y jodiendo a los que pasaban. Pasaba alguno de rancho y no faltaba quien gritara:  —¿Quién se comió la pata e’chancho?  —El del rancho —contestaba el otro. ¡Si eran unos «grelunes»! En cuanto te «retobabas», te «fajaban». Me acuerdo. Era la una. Venía un turco. Yo estaba con un matungo en la herrería de un francés que había frente al boliche. Fue en un abrir y cerrar de ojos. El rancho del turco voló al medio de la calle, quiso sacar el revólver, y zas, el Inglés de un castañazo lo volteó. Arévalo «cachó» la canasta y Cabecita de Ajo el cajón. Cuando vino el cana sólo estaba el rancho y el turco, que lloraba con la nariz revirada.  El más desalmado fue Arévalo. Era lungo, moreno y tuerto. Tenía unas cuantas muertes. La última que hizo fue la de un cabo. Estaba ya con la captura recomendada.  Lo «cacharon» una noche con otros muchos de la vida en un cafetín que había antes de llegar a San Eduardo. Lo registraron y no llevaba armas. Un cabo le pone la cadena y se lo lleva. Antes de llegar a Bogotá, en lo oscuro, Arévalo saca una faca que tenía escondida en el pecho bajo la camiseta y envuelta en papel de seda, y se la enterró hasta el mango en el corazón. El otro cayó seco, y Arévalo rajó fue a esconderse en la casa de una hermana que era planchadora, pero al otro día lo «cacharon». Dicen que murió tísico de la paliza que le dieron con la «goma»

Esta forma de relato es de observador –gran observador-, como se sabe Roberto Arlt fue periodista y en esta novela se vislumbra esa faceta, la forma de describir con cuidado las calles, los comercios con sus comerciantes, la gente que compra, los inmigrantes, los distintos idiomas o maneras de hablar, es un caleidoscopio de la Buenos Aires de principios de siglo XX. 

Todo se da en su proporción y se equilibra. Así como nos muestra las vulgaridades y diálogos de personas que no tienen ningún estudio, hablan a medias o con errores, cortan palabras, las mezclan con sus idiomas de origen, también nos demuestra la narración prolija y erudita. Esto sucede, especialmente, cuando Silvio nos habla de sus lecturas, sus conocimientos, sus investigaciones sobre física, mecánica, astronomía, llega al punto de tener  todas sus ideas reflejadas de manera poética. Todos los estilos de escritura pueden encontrarse en este libro y a todos les es fiel.

En la novela podemos ver más allá de los típicos españoles e italianos que ya conocen hasta los que no saben mucho sobre la inmigración, sino también sobre otras nacionalidades como alemanes o turcos que también se dejan ver. Cada uno reflejado en su manera de hablar y al mismo tiempo compartiendo sendos estilos de vida. Gran parte de ellos tienen sus propios negocios, lograron a base de mucho trabajo, porque se habla siempre de eso de trabajo duro. Trabajo, trabajo y trabajo. 




En síntesis, El Juguete Rabioso es una novela corta, no lleva mucho tiempo de leer, pero tiene profundidad y síntesis para tratar los temas que toca. Es una buena manera de entender el comienzo del siglo XX y conocer más sobre el trabajo infantil. Estos temas que antes eran tan comunes pero que ahora los miramos de otra manera.  Este libro ayuda a  introducirnos a las obras de Roberto Arlt. Muy recomendable.

   



Roberto Godofredo Christophersen Arlt

Periodista y escritor argentino.
nació en Buenos Aires el 2 de abril de 1900. Era hijo de Karl Arlt y Ekatherine Iostraibitzer. 
En su adolescencia descubrió comenzó a frecuentar la biblioteca anarquista de su barrio. Se fue de casa a los diecisiete años y sobrevivió realizando toda suerte de oficios: pintor de brocha gorda, ayudante en una librería, aprendiz de hojalatero, peón en una fábrica de ladrillos y estudiante fracasado de la Escuela de Mecánica de la Armada, pero ya en 1920 publicó Las ciencias ocultas y en 1922, se inició en el periodismo escribiendo en el periódico Patria, que pertenecía a la Liga Patriótica Argentina (organización paramilitar, católica y ultraderechista) por lo que duró poco su colaboración. Más adelante escribiría para Izquierda, Extrema Izquierda y Ultima Hora.
En 1926 apareció publicada su primera novela, El Juguete Rabioso.
Dos años después ya era redactor de los diarios El Mundo, Crítica y La Nación.
En 1929 la editorial Claridad publica su segunda novela, Los siete locos. En 1930 se vincula con la Liga Antiimperialista contra Uriburu, también firmará el manifiesto por la creación de un sindicato de escritores revolucionarios. En 1931 aparece Los Lanzallamas (segunda y última parte de Los siete locos). Un año después aparece su última novela, El Amor Brujo. 
Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso.
Murió el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires, a causa de un infarto.







#MusicForReaders           #BookSoundtrack                 #Books&Music


Es la sección en la que pongo una canción elegida por mí, que me parece que combina perfectamente con la trama del libro reseñado:



BookSountrack para " El Juguete Rabioso " de  Roberto Arlt:  
Buscando el Camino   de   PigNoise

Préstenle atención a la letra y verán...





Me perdí buscando el camino y no me encuentro en ningún sitio

Luchando por cambiar las cosas, el mundo en el que vivimos

Juntos barreremos las hojas, de los árboles caídos

Y empezar una vida nueva con todo lo que respiro.

Cuántas veces te han llamado loco

Sólo por ser diferente a los demás

Poque yo nunca encajé del todo

Si del mundo siempre espero un poco más

Pero busco y nada encuentro, nada.

Metí el corazón, en un cajón
Lo quiero sacar 
(...)

Usando el corazón, como la solución


     #RobertoArlt        #Adolescencia         #Drama
#ElJugueteRabioso

Merci Bookú

1 comentario:

  1. Acabo de descubrir este blog y me parece fascinante. Las reseñas son geniales y ese detalle de que ponga una canción que caracterice al libro es algo muy creativo, diferente.
    Gracias por la reseña y espero poder encontrar más reseñas en un futuro.

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