jueves, 12 de marzo de 2020

RESEÑA: Blue- Danielle Steel




Autor: Danielle Steel
Título: Blue
Traducción: Inés Belaustegui Trías
Editorial: Plaza y Janés
Páginas: 315
Categorías: Maternidad. Crisis existencial. Viajes. Abuso



Ginny Carter era una periodista famosa, una mujer realizada y feliz y, por encima de todo, la madre orgullosa de un niño de tres años. Hoy es la única superviviente de un accidente que le destrozó la vida. Ginny dejó el trabajo, se alejó de sus amigos y lo vendió todo para viajar a los lugares más peligrosos del planeta, y ayudar a mujeres y niños víctimas silenciosas de la guerra.
Durante el aniversario de aquel trágico accidente, Ginny conoce a Blue Williams, un chico de trece años que vive en la calle. La mujer logra acercarse al chaval y, poco a poco, surge el cariño, la complicidad y la sensación de amparo que ambos han perdido. Blue le ofrece a Ginny una mezcla de ingenuidad y sabiduría y ella, respeto, hasta que un nuevo revés ensombrece sus esperanzas en el futuro




Ginny Carter era periodista en Los Ángeles cuando un accidente en auto termina con la vida de su marido -conductor de noticiero del mismo canal que Ginny-, y su hijo de tres años. Ella queda accidentada física y emocionalmente, es cuidada unos meses por su hermana Becky y luego se muda a Nueva York. 

Quiere dejar atrás su pasado de celebridad y dedicarse a ayudar en una fundación que la hace viajar por el mundo. En el tercer aniversario de la muerte de su familia, intenta suicidarse en un puente cuando ve a un chico sufriendo el frío en la calle. A partir de allí intenta ayudar a este niño, llamado Blue, que resulta ser un prodigio de la música.

Película "Mary and Martha" (2013)


Nunca leí nada de Danielle Steel. Blue fue la primera elección simplemente por la historia que iba a contar, por lo que decía la contratapa: una mujer que viaja por el mundo para ayudar. Quitando todo prejuicio de que se trata de una autora conocida por sus novelas románticas, supuse que esta novela aspiraba a más. 

No sé bien por dónde empezar de lo malo que me pareció el libro. Steel es repetitiva hasta el cansancio para manipular lo que quiere que sepas de su personaje, o, mejor dicho, la idea que debés hacerte de ella. No lo hace a través de acciones o situaciones en las que puedas verla y juzgar por vos misma, sino que tiene que darte todo tan excesivamente masticado que les quita el sabor a las cosas.  Llena de intervenciones cada situación, empieza contando una cosa y corta la fluidez de la historia con un comentario que nada tiene que ver con lo que se va diciendo (seguramente ese comentario es sobre lo hermosa que es Ginny y que a ella no le importa la belleza o lo buena que es, pero ella es muy modesta, cosa que le faltaría a su autora).

Temas serios tratados muy por arriba, sin importancia y sin investigación. Con la posibilidad que tiene Danielle Steel de pagarle a cualquiera para que le investigue todo sobre lo que hacen las fundaciones y quienes viajan a realizar ayuda humanitaria y más tarde plasmarlo en sus personajes, o a un médico que le hable sobre el alzheimer, o a un abogado que le hable de llevar casos de abuso. Una historia con una premisa interesante, pero tan mal llevada y siempre por culpa de su autora. Todo en esta novela parece frívolo y vacío, quiere tocar tantos temas que queda en la nada misma, no llega a profundizar un solo tema con tantos que ha elegido incorporar en su libro. Ni hablar de que tiene la más desafortunada decisión de que todo el libro debe pasar en un año, aunque la historia que elige contar no puede narrarse en un tiempo tan breve. Tiene un final sumamente apresurado de “vivieron felices para siempre” que no es para nada creíble ni con la mejor predisposición por parte del lector a creérselo.

El principal problema creo que es Danielle Steel exagerando al máximo las bondades de Ginny, a través de sus palabras, no de sus acciones. Y las exagera tanto que las termina por convertir en caricatura de alguien bueno. Por ejemplo, nos dice que al llegar a la casa tiene lo elemental para vivir, pero que cualquiera que viera su departamento pensaría que recién se muda porque no se lo ve como un hogar, hay cajas sin revisar y muebles que compró de segunda mano, con lo cual a Danielle Steel le parece que eso ya la hace buena, "sacrificarse con muebles abandonados por otros" es horrible para ella. 

Algo que me molestaba mucho y no podía creer que pasara es que cada tres párrafos volvía a repetir una idea, lo que quiere que pienses de su personaje. Ya en este primer y dichoso capítulo, repite varias veces sobre el departamento y cómo no es su hogar, esto pasando solo algunos párrafos de distancia entre sí.

Lo único que deseaba hacer era dormirse nada más llegar a su apartamento y despertarse cuando hubiera terminado todo. Las vacaciones, en su caso, eran sinónimo de sufrimiento. 

Se le hacía raro encontrarse de vuelta en el mundo civilizado después de la inhóspita región en la que había estado destinada los últimos cuatro meses. Pero así era como se sentía cada vez que regresaba. Y cuando conseguía acostumbrarse, ya tenía que partir de nuevo. 

Y le parecía menos extraño que la gente a la que vería en Nueva York, que en ese momento serían como extranjeros para ella. 

Se sentía como una mujer sin hogar, y así era como se había sentido desde que se marchó de Los Ángeles. Tenía la impresión de que aquella ciudad sería el último hogar de verdad que tendría en la vida, y lo prefería de esa forma. 

A medida que pasaban los años. Cada vez que regresaba se sentía más alejada de esa forma de vida. La organización para la que trabajaba, no obstante, tenía su sede central en Nueva York y por esa razón le parecía lógico seguir disponiendo de un apartamento en la ciudad. Era un caparazón hasta el que se arrastraba temporalmente, cada poco mes, como un cangrejo ermitaño que necesitase un rincón en el que quedarse. Sin embargo, no le tenía el menor apego, nunca lo había considerado su hogar. 

Después de residir durante años en una casa de Los Ángeles, un apartamento le resultaba menos agobiantes y más impersonal, y eso era lo que prefería 

Nos cuenta tanto que no se siente a gusto estando en Nueva York, su verdadera vida la tiene en los países que le son asignados, pero eso es totalmente desaprovechado por la autora. Todo queda lavado, vacío y solo en los títulos. Ginny viaja por el mundo, pero nos lo recuerda constantemente Steel, porque en el libro no pasa mucho. Se queda solo en contarlo porque el libro contiene dos capítulos, sobre un total de veinte, sobre viajes que hace muy por encima. Desde que empezamos el libro lo venden como una mujer que viaja por el mundo ayudando, pero lo que demuestra es muy poco o nada, lo “interesante” ya pasó.

Desde el primer capítulo esta historia presentó problemas, Danielle Steel no puede dejar fuera comentarios constantes que no vienen al caso y le quitan la atención a la historia. Como que esté sucediendo cualquier cosa y traer al caso el aspecto físico de Ginny, aclarándome todo el tiempo que es hermosa, pero que al personaje no le interesa su aspecto físico. 


Nunca tenía tiempo para mirarse en el espejo mientras trabajaba, y tampoco le importaba. (…) La ropa que tenía, es decir, los vaqueros, sudaderas y camisetas, estaba siempre limpia, pero nunca planchada. Le bastaba con tener ropa que ponerse, lo cual ya era más de lo que poseía mucha de la gente con la que trabajaba. Y con frecuencia regalaba su ropa a personas que la necesitaban más que ella. Salvo por una intervención en el Senado en la que habló con elocuencia, hacía tres años que no se ponía un vestido, zapatos de tacón o maquillaje. Cuando había presentado sus informes ante las Naciones Unidas o la Comisión de Derechos Humanos, había ido con unos viejos pantalones negros, jersey y zapatos planos. 

No me hacía falta que me lo aclare en cada capítulo del libro, si sabemos desde casi el inicio que era periodista, que su marido era conductor de noticiero y eran la pareja estrella del canal, nos podemos hacer una idea que es hermosa y ha pasado los estándares buscados por la televisión
Ginny no contaba con que su historia iba a ser contada por Danielle Steel a quien sí le importa el aspecto físico de todos, hasta el de su personaje a quien se supone que no le importa su aspecto físico. Incluso me dice lo hermosa que es ¡hasta con burka! 

Era muy consciente de que, incluso con el burka y todas aquellas capas de ropa de abrigo, Ginny era una mujer hermosa. Se había fijado en ella desde el instante en que llegó.

 Retomemos la premisa por la que se vendía este libro. Cuando tenemos a una mujer que ayuda en el mundo porque no quiere estar en Estados Unidos, ya que al regresar recuerda la tragedia. Ginny tiene una manera suicida de actuar, elige lugares peligrosos para viajar como esperando que le pase algo y luego intenta suicidarse en el tercer aniversario de la muerte de su hijo y su marido. Ahí es donde conocer a Blue Williams le salva la vida, porque ahora se distrae intentando ayudarlo.

Este libro se quedó corto de viajes y ayuda por el mundo. Hace poca referencia a ellos a lo largo del relato. Durante el primer viaje del que podemos ser testigos, tiene al líder del campamento diciéndole que ella era fuerte, valiente, pero no nos lo demuestra nunca, mucho queda en que lo dicen acerca de ella. Leo que ella es así pero durante sus viajes lo único que veo que hace es quejarse, no hay descripciones de cómo es que ella ayuda, o qué acción realizó que fuera por ser valiente. Porque hasta en lo que la hace buena- la ayuda humanitaria-, Ginny tiene algunas actitudes horribles, como por ejemplo comentar sobre la comida del lugar en tono despectivo, cuando ella debería estar acostumbrada ¡lleva tres años con ese ritmo y con ese tipo de comidas! Y mientras ella se puede ir y comer en Nueva York lo que quiera, la gente necesitada vive así y debe seguir en ese país consumiendo esa clase de comidas, que ya consumirlo es una bendición. Ella está en campamentos que contienen a gente necesitada y esa comida significa mucho para ellos. Es aquí donde digo que Danielle Steel se molesta tanto por decirnos que es buena y abnegada porque tiene muebles viejos o no se maquilla, pero no lo demuestra en hechos y encima le hace opinar de esta manera en lugares donde hay escasez.

La comida era tan mala y escasa como esperaba. Estaba tan cansada por el largo viaje que, al terminar de comer, prácticamente se estaba quedando dormida encima del plato 


Después de la llamada, Ginny imprimió los mensajes que habían llegado para Rupert y salió al encuentro de sus compañeros, que estaban terminando de almorzar en un restaurante cercano. La comida tenía una pinta horrible y olía fatal, por lo que se alegró de habérsela perdido por ocuparse de su correo desde la sede de la Cruz Roja
—¿Qué habéis pedido, el especial de fiebre tifoidea? — Ginny arrugó la nariz e hizo una mueca ante lo que fuera que estaban comiendo. 

Ni hablar de las contradicciones constantes que demuestran que Danielle Steel escribe muy sobre la marcha y que ni siquiera relee lo que escribe, y, si algo me quedó claro, es que ni su editor lo lee, confían en que en la tapa dice "Danielle Steel" y se vende. Porque la historia quedó tan estereotipada, vacía de contenido, y eso que quiere incluir todos los temas juntos: países del tercer mundo, pobreza extrema, perder a un hijo, alzheimer, abusos en la iglesia, violencia doméstica, chicos de la calle, etc. Lo que más me molesta es que tanto Danielle Steel como su editorial tienen el poder y el dinero suficiente para investigar sobre lo que quiere escribir: si quiere hablar de una mujer que hace ayuda humanitaria y viaja por el mundo, por qué no se entrevistó con gente que lo haya hecho y así poder incluir experiencias en su libro.


EL FINAL: ABUSOS DE LA IGLESIA



Ginny se hace cargo de Blue, un chico de la calle. Mientras van ganando confianza, ella conoce la historia del niño y que fue abusado por un sacerdote cuando era más chico.

El tema abuso es otro que Danielle Steel se pasó muy por encima, sin investigación y quedando en el puro morbo. Todo lo que importaba en su historia de un chico que cuenta haber sido manoseado por un sacerdote es si había sido penetrado, “sodomizado” era la palabra. Todo el tiempo, como si eso fuera a cambiar la importancia del abuso. Además de que tenía que escribir que el sacerdote era joven y guapo, como para justificar que Blue hablara con él y bajara a tocar el piano con el cura, cuando estamos hablando de cuestiones de abuso de poder y posición: no importa si el hombre era joven y guapo o viejo y feo, importa que puede llevar a cabo el abuso por su posición de sacerdote y su acercamiento a los chicos. Ginny nos dice que entiende que sea tan seductor ese sacerdote con la gente, solo basado en su belleza como puerta de entrada, cuando la gente que sigue esa religión estaría dispuesta a esa persona con solo ver el cuello de sacerdote y punto. 

Película "Mary and Martha" (2013)
No hubo profundidad en este tema, solo morbo. Al punto de poner una escena en la que Ginny incluso presencia cómo el sacerdote se lleva a un chico a una habitación en la capilla: ésa es la única manera que encontró Danielle Steel -después de cuarenta años de escribir libros- de hacer creíble para un lector que el abuso realmente existió y no se queda solo en el testimonio de Blue. Una escena de un mal gusto impresionante.


Era evidente que estaba ansioso por irse. Y una vez fuera del despacho, Ginny se dirigió a la iglesia para encender unas velas por el alma de Mark y de Chris. Se arrodilló en uno de los bancos del fondo. Entonces vio que el padre Teddy entraba justo en ese momento en que un chico aparecía por detrás del altar. Estuvieron hablando un ratito. El cura apoyó la mano en el hombro del niño, que sonreía y lo miraba con adoración. A continuación, antes de que Ginny pudiera reaccionar, Teddy condujo al niño por una puerta, se inclinó para susurrarle algo al oído y la cerró a su espalda. Ginny se estremeció al pensar en lo que tal vez ocurría a continuación. Pero no podía hacer nada. Como pastor, tenía carta blanca en su parroquia, igual que la había tenido antes.

Según cómo está escrito el tipo tenía derecho, porque es sacerdote, y no se puede hacer nada. Nada de impedirlo, llamar la atención, gritar, interrumpir la situación, llamar a la policía, no sé algo. Esperar y hablar con el chico, ver cómo salía... Ella acaba de enterarse de que ese sacerdote venía abusando de Blue desde que era niño, estaba tan indignada como para viajar hasta donde lo habían trasladado y conocerlo personalmente. Quedó convencida de que sucedió y, ¿ve toda esa situación y no hace nada? 

Ni siquiera profundizar en el tratamiento psicológico, con poner a la psicóloga diciendo que lo mejor que le pasó en la vida a Blue fue que Ginny se hiciera cargo, ya está. Esta sección me pareció tan vacía como todo, nada de investigar, frivolidad absoluta solo para demostrar una vez más lo buena que es Ginny y excusa de que conociera a su próxima pareja, el abogado de Blue. El abogado es otro personaje, porque es un ex sacerdote y uno de los abogados más importantes en esta clase de casos, no les cobra a sus clientes en caso de abuso y él mismo fue abusado de chico también por un sacerdote.

Este punto es el principal por el que hablo de lo precipitado del final. Nos inventan una causa judicial de risa por lo inverosímil, con un marcado interés en señalar que el problema no es la Iglesia, sino cierta gente que forma parte de ella, no un problema estructural de cubrir a los violadores. No podés querer hablar de un tema así y empezar por defender a la Iglesia. Pero lo lleva al chiste cuando ni siquiera empieza el juicio, se hace un escándalo amarillista sobre la “relación amorosa” de Ginny Carter y Blue, luego el arzobispo llama a Ginny y al abogado para decirles que se resolvió el tema. 


—(…) Quería que supieran que Ted Graham se declarará culpable mañana. No tiene sentido alargarlo más. Creo que ninguno de nosotros tiene duda sobre lo que ocurrió y nos sentimos profundamente apenados por los niños afectados. —El viejo sacerdote transmitía una profunda consternación. Andrew estaba impactado, nunca le había visto una actitud tan humilde—. Quiero discutir una indemnización con ustedes dos. Hemos consultado con el cardenal y con Roma. Quisiéramos ofrecer a Blue Williams una indemnización de un millón setecientos mil dólares, que se ingresarán en un fondo a su nombre y permanecerán en él hasta que alcance la edad de veintiún años. —Miró entonces a Ginny a los ojos—. ¿Lo consideraría usted aceptable? — Sentía una admiración inmensa por lo que había hecho por Blue y se le notó en la mirada.

Deja cabo sueltos por todos lados y apresura las cosas porque sí. Ni el más optimista de los lectores puede creerse que, en solo dos meses, la Iglesia, teniendo tantos casos de abusos denunciados en el mundo, va a reconocer algo tan rápido cuando las cosas le iban a favor a ellos, por la campaña mediática en contra de Ginny. Pero la autora estaba apurada por el final, sin emoción y así nomás. Como que el dinero ya cierra ese capítulo en la vida de Blue y listo.  Está claro que la autora no habló con un psicólogo para informarse y si lo hizo, le importó poco lo que le dijera sobre estas situaciones. Algo que llevaría años de exposición lo termina en meses para que su libro termine al año exacto, de cómo cambian las cosas en solo un año para Blue y para Ginny. Porque a esta autora no le importó nada de nada, solo quedarse en los títulos de las cosas o, por lo menos, tomarse en serio algo de todo lo que eligió incluir en su libro.




En resumen, creo que lo más inentendible de todo esto es que se trata de una mujer que escribe hace CUARENTA AÑOS, “Blue” es su libro número 86, entonces, ¿cómo puede ser que pase todo esto? Queda claro que la editorial vende con su nombre y ni la cuida, ni se fijan o llegó a una instancia donde no quiere que ningún editor toque su libro, que publiquen como ella lo entrega a la editorial y listo. Este libro muestra muchos errores que podrían corregirse con una simple relectura. Partió de una buena idea y se quedó ahí. Es una verdadera lástima. 




Es la sección en la que pongo una canción, elegida por mi, que me parece que combina perfectamente con la trama del libro reseñado: 

 BookSountrack para " Blue ":  
Little girl blue de Janis Joplin

Préstenle atención a la letra y verán...







Oh sit there, ah, go on, go on
And count your fingers
I don't know what else, what else
Honey, have you got to do
And I know how you feel
And I know you ain't got no reason to go on
And I know you feel that you must be through
Oh honey, go on and sit right back down
I want you to count, oh, count your fingers
Ah, my unhappy, my unlucky
And my little, oh, girl blue


Merci Bookú

 "... In case I don't see ya, Good Afternoon, Good Evening, and Good Night! 

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