domingo, 18 de febrero de 2018

Policiales para el recuerdo



Ahora ya no soy tan lectora de policiales, pero hubo un tiempo en que eran mi única y exclusiva lectura. Amaba los libros sobre investigaciones y conocer quién iba a ser el que llevaba adelante la resolución del caso. Podían ser policías o gente ordinaria que de pronto se vio envuelta en un asesinato. 
 
Esta es una historia, casi cronológica de una niña y adolescente lectora de policiales. Es un recuento de los libros más importantes para mí en ese momento, de los cuales me han quedado buenos recuerdos y que han iniciado otras lecturas dentro de este ambiente del policial. Extrañamente en la lista no aparecerá Sherlock Holmes, quien podría decirse inició esta vorágine de lectores de policial, pero a él lo descubrí de más grande.




Temerosa y forastera. Elizabeth Ferrars


Es un libro raro que casi nadie conoce. Venía dentro de la colección Maestros del suspenso de Emecé y fue conseguido en un lugar de libros usados. La historia es sobre una chica que llega a un pueblo a visitar a la tía, pero pronto su tía es asesinada y se ve envuelta en la investigación del caso. Una de las cosas que recuerdo es eso, la chica sola que recién llega y el policía que no era estúpido, sino que sabía razonar bien y solo. No era de esos policías tontos que abundan en las novelas policiales para que los protagonistas -gente fuera de la policía- se destaque en las conjeturas. Fue una de mis novelas policiales favoritas por un tiempo.






La muerte de Lord Edgware. Agatha Christie

 
Recuerdo este libro. Fue el primero que leí de Hercule Poirot, antes leía más de Marple. Aquí un hombre aparecía muerto en su estudio, había sido apuñalado en la cabeza. Desde el principio, Poirot me pareció demasiado agrandado, se las sabía todas y trataba a Hastings de idiota. Recuerdo este libro en particular porque descubrí lo tramposa que podía ser Agatha Christie con sus relatos, ya que la solución al caso fue un dato que no había dado en todo el libro. Terminé muy enojada con ella y por mucho tiempo no volví a leer a Agatha Christie hasta que me amigué gracias a la serie de televisión que me tenía cautiva, pero que sospechaba había mejorado la forma de relatar las historias.





Entre los flamencos. Georges Simenon


Al gran Georges Simenon lo descubrí a través de este libro. Aquí tenemos el caso de una sirvienta que desaparece de la casa de una familia a quien llaman los flamencos por su ascendencia. Recuerdo que estaba Maigret investigando pasivamente el caso, como casi siempre hace, y me sorprendía que caminaba mucho, en casi todas las novelas lo hace (exceptuando El loco de Bergerac, donde estaba internado en un hospital por un golpe que recibió durante un viaje en tren). Su tranquilidad me encantaba y me enseñó que no hace falta decir cada una de las conjeturas que se tiene, solo se debe estar callado y observar bien lo que pasa alrededor. Son esa clase de libros que se disfrutan leyendo más que destrozarte el cerebro pensando quién mató a quién.






Un santo asesinato. Paul Harding

Hasta el momento solo había leído historias policiales contemporáneas o que sucedían en el siglo XX. Pero de pronto mi madre me compra cuatro libros de una colección de diez sobre crímenes en la Edad Media. Asesinatos resueltos por el fray Athelstan y el comisario Cranston, durante los años de la peste, con Londres bañado de pobres, suciedad y muerte. Recuerdo en particular este libro porque es el primero que leí y el tercero de la serie. En un momento había una entrevista del fray Athelstan con un monje negro, maldito, que se decía que hablaba con el demonio y todo ese encuentro lo leí en la oscuridad junto a una vela, por la luz cortada. Y el clima era el mismo que Athelstan estaba viviendo junto a ese monje, en una habitación oscura, iluminada por velas y sombras que le parecían moverse proveniente de demonios. Una de las escenas que más terror me provocó de niña.




La secta de Paragon Walk. Anne Perry


Este fue un libro leído por el título, porque era atractivo, además de que volvíamos a salir del siglo XX. Ahora estaba en Londres en era victoriana. Recuerdo que había muchas muertes y acción, una trama muy entretenida, pero lo que más me gustó del libro (y de la serie en general) es que el detective Pitt no actuaba solo, su esposa la señora Pitt lo ayudaba en la mayoría de los casos. Ambos se metían a investigar por callejones, barrios, corriendo peligros. Además de que tenían una vida pobre y alejada de la vida de la familia de la esposa que eran ricos que rechazaban su casamiento con un policía. Ni hablar de descubrir en esas épocas que Anne Perry había sido una de las protagonistas reales del caso que inspiró Criaturas celestiales de Peter Jackson.






Extraño y cruel. Patricia Cornwell

 

Este fue un libro por el que descubrí a Patricia Cornwell. Buscando qué leer en la biblioteca del colegio de pronto veo que entró este libro. Me atrajo el nombre. La historia protagonizada por una médica forense, Kay Scarpetta, que persigue a un asesino en serie, me atrajo tanto que hasta soñé con ser forense, atraída por ese ambiente tan pulcro. Desgraciadamente, solo había un libro más en la biblioteca del colegio porque eran muy caros.







Muerte de un forense. P. D. James



Este libro me llegó a las manos luego de haber leído a Cornwell, así que por supuesto seguía con las ganas de seguir leyendo acerca de forenses. Entendamos que era un mundo antes de que existiera CSI y toda las derivaciones de programas de crímenes (de las que después fui seguidora). Tenemos un mundo más oscuro y tramposo que lo que sucedía con Scarpetta, pero aún así también supero expectativas.








Un loco en mi puerta. Hillary Waugh
 
 

La familia de un hombre era acosada. Todo el tiempo había alguien merodeando por el lugar. De hecho la tapa ya era sugestiva porque muestra una sombra mirando una casa. De este libro en particular, recuerdo que era la historia más violenta que leía hasta el momento, como a los diez años. En esta historia mataban a la familia del protagonista y recuerdo que me había impresionado mucho el relato de la sangre, mucha, que aparece en la escena del crimen.






Intensidad. Dean Koontz

 
Intensidad ya entra en otro nivel que es mi ingreso al mundo de los policiales tirando a thrillers. Una historia en la que la protagonista parece débil pero no lo es, una aventura arriesgada persiguiendo a un asesino. No hay que saber quién es el asesino porque lo conocemos desde la primera página. Una historia llena de muertes y sobre la fortaleza de la mente. Gracias a esta novela creí encontrar en Dean Koontz a un genio, un nuevo autor a quien seguir, pero el resto de novelas que leí de él son decepcionantes, demasiado para que a veces se lo compare con Stephen King. Esta es una hermosa excepción dentro de su bibliografía.






Sangre en la luna. James Ellroy

 

Ellroy llegó en la adolescencia, temprana, pero adolescencia al fin. Con Ellroy descubrí un mundo nuevo, sucio, corrupto. Pero en particular en esta novela hay un asesino serial que mata siempre de una forma diferente que hace que nunca se vinculen a las personas muertas. Entra en la psicología del policía protagonista, del asesino, de su obsesión. En pocas páginas deja una gran historia donde pasaba de todo.







En fin, estos fueron los libros que recordé de mi juventud como lectora voraz de policiales.
 ¿Recuerdan algún libro policial que hayan leído de jóvenes y los haya cautivado en su momento? 
Compartan sus opiniones, por lo menos como nuevos libros a tener en cuenta para leer en un futuro...


Merci Bookú


 "...In case I don't see ya, Good Afternoon, Good Evening, and Good Night! ..."





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