Autor: Helen DeWitt
Título: El séptimo samurái
Título original: The last samurai
Editorial: Plaza y Janés
Páginas:476
Páginas:476
Traductor: Gemma Moral Bartolomé
Categorías: Escuela. Familia. Cine.
Literatura.
Ludo de seis años,
es un niño prodigio. Su madre, Sibylla, lo educa sola e intenta satisfacer su
voraz intelecto. Valiéndose de la orientación de su madre, Ludo aprende el
griego para poder leer la Odisea y francés para leer a Tintín, y además
profundiza el estudio de otras lenguas. Tanto Sibylla como su hijo comparten la
pasión por la película de Kurosawa Los siete samuráis que ven repetidas veces,
absorbiendo sus lecciones sobre la virtud samurái. Pronto Ludo emprende la
búsqueda de su padre, en la que deberá usar todos los conocimientos
incorporados para conseguir lo que quiere.
Helen
DeWitt ha renacido de las cenizas para nuestro beneficio. Vuelven a publicar su
primer libro El último samurái, publicado en 1998 y caído en el olvido sin
explicaciones.
Cuando el libro había salido fue un éxito de la crítica,
pertenecía a Miramax books. Recién ahora, en 2018, se lo vuelve a editar en
español luego de que se lo volviera a publicar en inglés hace un tiempo. Pero,
amante de los libros de segunda mano que soy (Click aquí), tengo el libro originalmente
publicado en español en el año 2000, en ese entonces era Plaza y Janés quien lo
editaba.
Edición del 2000 y edición 2018 |
Como dato adicional acerca de mi relación especial con éste libro debo decir que hace años que lo compré y que por una cuestión u otra, por la catarata de diferentes libros que una quiere leer, entender, que abarca rangos varios como "leer libros actuales" "leer libros de tal país", "leer libros escritos por mujeres", etc. fue quedando como una de tantas lecturas "por leer" en la estantería.
Hace tiempo había hablado en una entrada de éste blog acerca del libro en la sección Encontrado en un Libro ( Click aquí ) ya que la edición que compré era un libro de segunda mano y contenía una dedicatoria dada a su anterior dueña: el libro le fue regalado por su marido. Para más información acerca de ésa dedicatoria pueden leer ésa entrada en particular pero ahora continuaré hablando sobre el libro mismo ya que es el motivo de ésta entrada.
Hace tiempo había hablado en una entrada de éste blog acerca del libro en la sección Encontrado en un Libro ( Click aquí ) ya que la edición que compré era un libro de segunda mano y contenía una dedicatoria dada a su anterior dueña: el libro le fue regalado por su marido. Para más información acerca de ésa dedicatoria pueden leer ésa entrada en particular pero ahora continuaré hablando sobre el libro mismo ya que es el motivo de ésta entrada.
La
narración de Helen DeWitt es una conjunción de historias. Tenemos por un lado a Sibylla contando la historia de su
familia y la de ella; Sibylla teniendo pensamientos acerca de libros,
conciertos, o pinturas; tenemos al hijo de Sibylla, Ludo, quien lleva su propio
diario y vamos conociendo su historia. Por otro, se nos cuenta historias de
vida de gente aventurera. Y, no debemos olvidar, las referencias a los
diferentes libros que son leídos, a pinturas y, en especial, a la película Los
siete samuráis de Akira Kurosawa. Toda esta mezcla hace que se trate de una
historia contada de una forma muy particular y se hace llevadera, a pesar de
las constantes referencias a libros griegos, latinos, árabes y en otros idiomas
que pueden ser el principal punto de conflicto que tengan algunos lectores con
el libro.
El problema es que si has crecido en esa clase de
lugares donde causa una gran conmoción el primer motel, la clase de lugares
donde se conoce vagamente (si es que se conoce) la existencia misma de Yemen,
uno quiere estudiar dialectos de Yemen si se le presenta la ocasión, porque
teme que tal vez no vuelva a presentársele jamás.
Aaron Shikler. Mujer leyendo |
Las
constantes referencias sobre libros, idiomas e historias que no conocemos del
todo no deben desanimarnos, están quienes las pasarán por alto y están quienes
buscarán a qué se está refiriendo (ése fue mi caso). Para punto de orientación
pueden pensar en un cuento que hayan leído de Borges, donde se hacen
referencias en las que uno puede llegar a perderse porque no conoce todo eso
que Borges nombra y ha leído en su vida de erudito, pero no quitan que se
entienda la idea principal de una historia.
Si bien al principio tal vez se
hace complicado comprenderlo del todo, mientras más se avanza más se entiende
por qué están esas referencias allí.
En
el inicio, en aquellos fragmentos contados desde la voz de Sibylla, pasa mucho
de interrumpir la historia con algo nuevo que está aprendiendo Ludo, es así que
nos encontramos con clases de griego, de japonés. Hay frases en idiomas
originales de los libros que leen porque se trata de personajes cultos, Sibylla
y Ludo, que leen las cosas en su idioma original, se molestan en aprenderlo
porque hay un disfrute sin la intermediación de un traductor.
L: ¿Cuándo vas a enseñarme japonés?
Yo: No sé bastante para enseñarte.
L: Podrías enseñarme lo que sabes.
Yo: (NO NO NO NO) Bueno…
L: Por favor…
(…)
Lo último que quiero es enseñarle a un niño de
cinco años un idioma que no he conseguido aprender por mí misma.
(…)
Yo: Bueno, si lees La Odisea y los libros del primero al octavo de las Metamorfosis y todo el Calila e Dimna y treinta de Las mil y
una noches y el primer Libro de Samuel
y el Libro de Jonás, si te aprendes
la cantellation y si haces diez
capítulos del libro de álgebra, te enseñaré todo lo que sepa.
L: Entonces eso es lo que haré.
Yo: De acuerdo.
L: Lo haré
Yo: Bueno.
L: Ya lo verás.
Creo
que lo que hace realmente llevadera la historia es la originalidad con la que
es contada una historia que podría clasificarse como corriente: un niño que
quiere conocer la identidad de su padre y la madre no quiere decírselo. Pero
toda la historia no solo cuenta con referencias eruditas para ser contada, también
tiene mucho humor e ironía que hace que las cosas, que hace en especial Sibylla
ante otras personas, causen gracia.
Los
personajes me parecieron entrañables. Tenemos por un lado a Sibylla, una joven
que se formó prácticamente sola, encerrada en bibliotecas de la universidad. Y
por otro lado a Ludo, el hijo de Sibylla, que muestra mucha curiosidad en las
cosas y es a quien ella enseña para poder tener tiempo de trabajar. Y a ambos
los une esa curiosidad y deseo de conocimientos, la facilidad con los idiomas,
el fanatismo por Los siete samuráis.
Algo
que deja muy en claro la novela es que no se trata de gente extraordinaria,
aunque nos lo parezcan de inmediato. Sino que fueron personas que se fueron
formando, hubo un interés de la madre en formarse ella misma y a su hijo.
EN BUSCA DEL PADRE PERDIDO
Sibylla
cuenta la historia de sus padres, su vida y su hijo. Comienza hablando de las
frustraciones de sus padres, quienes tuvieron padres que no les dejaron seguir
sus sueños. El padre de Sibylla quería estudiar en Harvard, pero su padre
quería que fuese pastor y le hizo perder la oportunidad de ir a la universidad;
la madre quería ser una concertista de piano y su padre no confiaba en su
talento, esperándole un destino de esposa o secretaria. Sibylla estudia en
Oxford para poder escapar del pueblito en que le toca vivir en Estados Unidos y
de ese mundo de frustraciones. Allí descubre libros e historias que absorbe y
aprende muchos idiomas, la mayoría lenguas muertas que más tarde transmite
hacia su hijo, Ludo. La forma de relatar que tiene Sibylla su historia hace que,
entre el material que debe copiar en la computadora y sus pensamientos, se
entremezclen con las interrupciones de su hijo y la película de Los siete
samuráis que está viendo. Es así que ella da a conocer todo el ambiente en el
que trata de pensar y tener ideas.
Sibylla
está preocupada por la presencia de una figura paterna en la vida de su hijo,
Ludo.
Hoy he leído estas terribles palabras en el
periódico:
En ausencia de un
macho benevolente, la madre soltera se enfrenta con una dura batalla por criar
a su hijo. Es esencial que proporcione al niño modelos del papel masculino:
vecinos, tíos o amigos de la familia, para que compartan con él sus aficiones.
Todo esto está bien, pero Ludo no tiene tíos, y
resulta que no conozco a ningún coleccionista de sellos bienintencionado (y si
lo conociera haría todo lo posible por evitarlo). Es preocupante. Una vez leí
que soldados argentinos ataban a disidentes y los metían en aviones para
arrojarlos al mar. Pensé: Bueno, si L necesita un modelo masculino, que vea Los
siete samuráis y así tendrá 8 modelos.
Por
un lado, tiene un padre que no sabe que nació, alguien a quien Sibylla llama
Liberace por lo mal artista y escandaloso que era, un escritor conocido y
exitoso de viajes. Ella no quiere que esa influencia sea parte de la vida de su
hijo, por lo que ante la búsqueda de una figura paterna decide hacerle ver Los
siete samuráis, que –según ella- le darán figuras masculinas a las que seguir.
Sibylla tiene un verdadero fanatismo por esta película a la que considera una
de las más importantes películas del siglo XX, y la ve casi todos los días,
sabiéndola de memoria. Ludo le insiste sobre su padre, quiere saber quién es,
pero Sibylla prefiere no decírselo.
Si bien es una novela sobre la búsqueda de la identidad, la búsqueda del padre perdido, es también una historia sobre el fuerte lazo que tienen madre e hijo. El amor que se tienen mutuamente, sin nombrarlo de esa manera, sino a través de gestos, es lo que va alimentando la historia. Es una historia hermosa sobre la relación madre e hijo y valorar el esfuerzo que hace cada uno desde sus posibilidades. Sibylla se preocupa por darle lo mejor a su hijo y es así que no lo fuerza a aprender, lo orienta y Ludo toma todo lo que ella le propone. Es una relación muy unida en la que, sin embargo, cada uno es independiente. Así como Sibylla tiene muchas ideas, sobre todo, también tiene la idea de que los hijos no deberían depender económicamente de los padres, sino tener su propia independencia. Así vamos conociendo todas las ideas que tiene Sibylla -por lo tanto, Helen Dewitt- sobre la escuela, la familia y la sociedad.
LA EDUCACIÓN
La
base del conocimiento es querer tenerlo, es estudiar y aprovechar los tiempos,
ponerse metas. Es así que Sibylla enseña a Ludovico. Este sistema de educación para su hijo sigue
especialmente dos ejemplos: J. S. Mill y Yo Yo Ma. Sibylla está impresionada
con Mill quien fue capaz de aprender griego a los tres años, y con el padre
de Yo Yo Ma, a quien llama el señor Ma, que enseñó a su hijo a tocar el cello -a los dos años de edad- enseñándole dos cosas por día. Si bien a Sibylla se le descontrola un poco esto
porque Ludo es un niño que aprende rápido, tiene constancia e interés, lo que
hace que dos cosas por días no fuesen suficiente.
Niño leyendo |
Sibylla
está en una lucha consigo misma, porque por un lado está de acuerdo en enseñar
conocimientos e idiomas a un niño, pero al mismo tiempo se pregunta si no es
demasiado. Es así que le llama Alien a esa voz de la conciencia que quiere
detenerla, como si fuera la voz de la sociedad que le dice cómo debe criar a su
hijo y cómo no.
Y el Alien dijo con voz dulce como miel. Decía: No
es más que un niño.
Y J. S. Mill
dijo:
En el curso de la
instrucción que he estudiado parcialmente, el punto más evidente
superficialmente es el gran esfuerzo por dar, durante la infancia, una cantidad
de conocimientos sobre lo que se consideran las ramas más elevadas de la
educación, que rara veces se adquieren (si llegan a adquirirse) antes de la
edad adulta.
Y yo dije: NO NO NO NO NO
Y el señor Mill dijo:
“El resultado del
experimento demuestra la facilidad con que puede hacerse”
Y yo dije FACILIDAD
Y él prosiguió, implacable:
Y resalta la
importancia del desafortunado modo en que se malgastan tantos años preciosos en
adquirir los conocimientos mínimos de latín y griego comúnmente enseñados a los
escolares; un desperdicio que ha llevado a muchos reformadores educativos a
hacer desacertada propuesta de eliminar completamente dichas lenguas en la
educación general.
Ambos
ejemplos le dan a saber que debe aprovechar al máximo la juventud de su hijo
para ir incorporándole conocimientos, ya que mientras más joven es más debe
aprovecharse la mente del niño. Al mismo tiempo que está contra la escuela
porque siente que desaprovecha el potencial de los niños, y que sólo le da un
grupo social al que pertenecer que puede buscar en cualquier otro lado.
En una ocasión leí en alguna parte que Sean Connery
había dejado la escuela a los trece años y que más tarde había leído a Proust y
Finnegans wake, y esperaba siempre encontrar algún día en el metro a un
entusiasta de dejar la escuela, el tipo de persona que solo lee algo porque es
maravilloso (y por lo tanto detestaba la escuela). Por desgracia los
entusiastas de dejar la escuela no se meten en la vida de los demás
Sibylla
está maravillada por lo que muchos genios de la historia pudieron logar y cree
que la base está en la educación desde temprana edad, porque el niño absorbe
todo lo nuevo. Cuenta historias de Newton, de Mozart, y más personajes que
lograron conocimientos.
También
es una novela que le pega duro a la educación como se la conoce, demostrando
que tiene modos muy lentos, que no es personalizada la educación siguiendo el
ritmo de cada niño o los intereses que demuestra. Toda la novela va contra el
sistema de educación que se emplea normalmente en las escuelas y aboga por la
educación que puede darle uno en la casa a un niño desde temprana edad, si bien
Sibylla tenía la inteligencia a pasar a su hijo. Si Ludo sabe sobre griego,
árabe, japonés, francés es porque Sibylla pudo enseñarle y porque su hijo tiene el interés.
En síntesis, El séptimo samurái es una novela maravillosa que se la recomiendo a todos. Sin embargo, planteará problemas a quien no quiera una lectura lenta, que tiene su propio respiro y tiempos. Una novela que no dejará indiferente a quien la termine y se enamorará de los personajes, que creo que son la base de querer continuar con la lectura hasta el final. Absolutamente maravillosa.
DeWitt
se crió en América del Sur, ya que sus padres trabajaban en el servicio
diplomático de los Estados Unidos. Después de un año en la escuela Northfield
Mount Hermon y dos períodos en el Smith College.
Ha
ganado la mayor alabanza por la novela de debut, The Last Samurai [El Último
Samurái]. Mientras luchaba por completar el libro tenía varias formas de
empleo, entre ellos un desambiguador de los diccionarios, copista, un empleado
de Dunkin Donuts, y un trabajado de lavandería. Durante este tiempo trabajaba
en muchas novelas hasta que completó The Last Samurai,en 1998.
En
2005, colaboró con Ingrid Kerma, una pintora de Londres, y escribió
"limit5" para la exposición "Blushing Brides"
Es la sección en la que pongo una canción elegida por mí, que me parece que combina perfectamente con la trama del libro reseñado:
BookSoundtrack para " El Séptimo Samurai ":
Todas las hojas son del viento de Pescado Rabioso
Préstenle atención a la letra y verán...
Cuida bien al niño,
cuida bien su mente,
dale sol de enero,
dale un vientre blanco
dale tibia leche de tu cuerpo
Todas las hojas son del viento
ya que él las mueve hasta en la muerte
todas las hojas son del viento
menos la luz del sol
Hoy que un hijo hiciste, cambia ya tu mente
cuidalo de drogas,
nunca lo reprimas
Dale el aurea misma de tu sexo
Todas las hojas son del viento
ya que él las mueve hasta en la muerte
todas las hojas son del viento
menos la luz del sol
menos la luz del sol
Merci Bookú
"... In case I don't see ya, Good Afternoon, Good Evening, and Good Night! ..."
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